
Seguir el camino que lleva Jesús significa caminar con amor, responsabilidad y respeto hacia todo lo que nos rodea. Él nos enseña que la creación es un regalo que debemos proteger con gratitud y compromiso. Cuando cuidamos el entorno, no solo preservamos la belleza de la naturaleza, sino que también honramos la obra de Dios y construimos un mundo más justo y fraterno. Cada gesto —reciclar, ahorrar agua, evitar el desperdicio, sembrar un árbol o simplemente admirar la vida— se convierte en una forma de seguir sus pasos.
Así, caminando con Jesús, descubrimos que cuidar la tierra es también cuidar la vida de todos.











