La Biblia nos dice mucho sobre el Amor. En Mateo 22, 38-40 leemos: «Jesús contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más grande de los mandamientos. El segundo es igualmente importante, Ama a tu prójimo como a ti mismo. Toda la ley y los mandamientos de los profetas están basados en estos dos mandamientos«.La Navidad es un capítulo importante de la historia universal del amor de Dios. El Padre Celestial tanto nos amaba a nosotros, a todos nosotros, que envió a su Hijo. Cristo vino a amarnos, sabiendo que nosotros muchas veces no le sabríamos corresponder. Se hizo hombre, para enseñarnos a querer y que nos fuera más fácil quererle. Oyó nuestras voces con oídos humanos y conoció nuestras caras con ojos también humanos. Sabe lo que es llorar, tener frío, sabe lo que es tener amigos, que te traicionen, te abandonen, perdonar y pedir perdón. Él nos tocó con manos humanas, curando heridas, enfermedades y corazones rotos. Él predicó con labios humanos el inquebrantable amor de Dios por nosotros.
Después, sufrió una muerte humana en la dura cruz, defendiendo eternamente ese Amor de la muerte y del infierno.
Seguimos a un Dios que hizo infinitamente más de lo que alguna vez podríamos pagar. Y todo lo hizo por Amor.