Encaja tus emociones en la Navidad ( preocupación y paciencia )

 

Cuando María y José se enteraron de la buena noticia de que iban a ser
padres, emprendieron su camino hacia Belén pero había un sentimiento que les
invadía, ¿sabéis cuál? LA PREOCUPACIÓN.
Y os preguntaréis… ¿qué es la preocupación? Pues la preocupación es una
emoción frecuente que surge cuando sentimos dudas sobre el futuro. Cuando
no sabemos qué va a pasar y eso hace que le demos muchas vueltas a la cabeza
y que nos sintamos mal. Vosotros, o sea…nosotros que somos pequeños,
podemos identificar las preocupaciones fijándonos en que en la mayoría de
ocasiones pensamos frases que empiezan por: “Y SI…”
¿Y si…suspendo el examen?
¿Y si…mis padres se enfadan por el punto rojo que me ha puesto la seño?
¿Y si… mis yayos se ponen malitos?
Sin nos ponemos en el lugar de María y José, seguro que se preguntaban cosas
como:
¿Y si nadie nos ayuda?
¿Y si nadie nos abre las puertas de su casa?
¿Y si nuestro hijo nace en medio del camino?
Las preocupaciones nos producen angustia e inquietud por no saber lo que va a
pasar y no solo los mayores tienen preocupaciones, no, no, de eso nada!
Nosotros los niños también las tenemos, no son las mismas que las de los
adultos pero nos producen los mismos sentimientos de angustia.

En ese momento donde a María y a José la preocupación les invadía apareció
otra emoción muy importante, ¿adivináis cuál es? LA PACIENCIA.
Para los que no sepáis lo que significa os diré que la paciencia es la actitud que
lleva al ser humano a poder soportar dificultades y contratiempos para
conseguir algún bien o lo que es lo mismo consiste en aguantar sin perder la
esperanza y justo eso es lo que hicieron María y José. Fueron pacientes, no
perdieron la esperanza en que seguro que habría gente buena dispuesta a
ayudarles y hacer que el nacimiento del niño Jesús fuera especial.

 

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