Hoy todos queremos inventar la Paz, por eso desde aquí queremos unir las manos para formar una gran cadena de la Paz: frenaremos las guerras, pararemos la violencia, construimos la Paz cuando perdonamos a los demás , cuando sonreímos a los compañeros. Apostamos incondicionalmente por la Paz promoviendo los valores que nos enseña Jesús.

El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio.
Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guie. La generosidad enriquece y agranda el corazón y la posibilidad de recibir. El egoísmo, por el contrario, es como un veneno que destruye, con lentitud.